Nombre, ubicación y nota histórica

Horcajada es una palabra que procede o se deriva del término latino «turca», que a su vez contiene varias significaciones. De «furca» viene «horca», igual a horcajo, «vocablo que se utiliza para designar instrumentos o artilugios varios», pero que también significa confluencia de ríos o arroyos o «punto de unión de dos montañas o cerros». Teniendo esto en cuenta, la razón por la que nuestro pueblo lleva el nombre de «Horcajada» es, para unos, la conjunción de dos cerros en la parte más alta del mismo, donde se unen las derivaciones de la Dehesa de Arriba y del Pico la Quebrada. Otros opinan que el nombre se debe a que, según los datos más antiguos que por ahora poseemos, el lugar donde se encuentra hoy la iglesia parroquial y los caseríos que surgieron al sur de la misma, es el espacio comprendido, precisamente entre el valle por el que va la actual carretera de la Aldehuela y el de la carretera de El Barco de Ávila. Finalmente hay quienes opinan que La Horcajada toma su nombre del hecho de estar situado en el ángulo formado por la confluencia de los ríos Corneja y Tormes.

En el territorio nacional español hay otras dos poblaciones que se denominan como nuestro pueblo: Horcajada de la Torre (Cuenca) y Horcajada, población perteneciente al municipio de Nuñomoral (C??ceres). La sílaba que precede al nombre de Horcajada, «La», indica singularidad.

La Horcajada está situada en el triángulo suroeste de la provincia de Ávila. Es prácticamente el espacio comprendido entre las estribaciones de Gredos y las serranías de Malpartida y el Collado del Mirón, por un lado, y el puerto de Villatoro y la confluencia de los ríos Corneja y Tormes, por el otro. A esta superficie se la viene denominando desde hace siglos «Valdecorneja». El Cancionero de Baeza, de 1445, por ejemplo, así lo registra. Las cuatro poblaciones más importantes del Valle son, posiblemente desde los tiempos vettones o antes, El Mirón, Piedrahíta, La Horcajada y El Barco de Ávila.

Dada la configuración geográfica del Valle, es de suponer que, tanto en la prehistoria como en la historia, la vida humana del conjunto poblacional se desarrolló de forma similar, según usos, costumbres y las normas jurídicas de cada momento. Los restos arqueológicos encontrados así lo manifiestan. Hay una importante presencia prehistóri­ ca en diversos periodos de la misma. Pertenece a la denominada vetonia. La romanización de la comarca es destacable. La cercana localidad de Diego Álvaro es centro durante algunos periodos de la época visigótica. Tampoco faltan indicios arqueológicos y topónimos que detectan la estancia, posiblemente intermitente, de los árabes en la zona.

Pero es a finales del siglo XI, cuando comienza la gran historia de Valdecorneja. Es el rey Alfonso VI quien crea el Señorío de Valdecorneja, como Señorío de Realengo. Forman parte del mismo las villas de El Mirón, Piedrahita, La Horcajada y El Barco de Ávila, que posiblemente son contrebias vetonas, a las que van unidas 119 poblaciones más pequeñas.

Permanece el Señorío en manos de la realeza hasta el año 1366, fecha en la que el rey Enrique II de Trastámara permuta con Don García Álvarez de Toledo el Señorío de Valdecorneja por el Maestrazgo de Santiago, que el rey deseaba para D. Gonzalo Mejía. Prácticamente durante siglo y medio los Álvarez de Toledo, en la segunda mitad del s. XV condes y duques de Alba de Tormes, gobiernan todo el Señorío.

A finales del s. XV, es creado el Señorío de La Horcajada, independiente del de Valdecorneja. El primer Señor es D. García Álvarez de Toledo, hijo del Primer Duque de Alba y hermano del 2° Duque, D. Fabrique. Se viene a vivir a La Horcajada, donde seguramente ya existía el denominado en los documentos «palacio fortaleza». Vive en La Horcajada el 2° Señor, D. Fernando Álvarez de Toledo, y el 3°, su hijo Don Antonio. El 4° Señor, D. Antonio Álvarez de Toledo y Dávila, se traslada a vivir a Madrid, donde muere, sin sucesión, en torno al a 1630. Fue enterrado en la cripta de la Iglesia de La Horcajada, en panteón familiar.

Al morir sin sucesión, tras un largo y notorio pleito, el Señorío vuelve a los Duques de Alba, quienes gobiernan la villa hasta la supresión de los Señoríos, a principios del s. XIX. Y el gobierno de La Horcajada queda en manos de los vaivenes de la política de los siglos XIX y XX. Es un largo periodo de nuestra historia local, que en su día se podrá conocer.