Ermitas, retablos e imágenes

Documentalmente nos consta que en La Horcajada llegó a haber cuatro ermitas.

Ermita de San Pedro.

La primera y más antigua era la de San Pedro (o de «Ntra. Señora del Moral de San Pedro»). En documentos de mediados del s. XV ya se la cita. Pero hay un documento de primera mano que nos habla del s. XIII al menos. Es la pequeña imagen de la Virgen, que se la conoce como «la Virgen de la ermita de San Pedro» o, simplemente, «de San Pedro». Esta pequeña imagen, en su día estropeada para ser vestida, conserva todas las señas de identidad de una imagen románica. La ca­ beza no es la original. Se guarda en la sacristía de la iglesia parroquial.

Fachada este de la ermita de San Pedro. Francisco López.

Tanto la ermita como las imágenes sufrieron todo tipo de situaciones a lo largo de la historia. Hasta los soldados franceses entraron en ella y quemaron dentro su mobiliario, a principios del s. XIX. Dada la situación de deterioro, se decide trasladar el retablo o retablos e imágenes a la iglesia parroquial, lo que se efectúa en los años 1836-1837. Consta que llegó a haber en la ermita las siguientes imágenes: San José, San Miguel, San Pedro, San Blas, Santa Teresa.

Aunque no hubo una cofradía propiamente dicha, si existía mayordomo o administrador de sus bienes y la correspondiente junta responsable del mantenimiento de la ermita, el buen desarrollo del culto religioso y la organización de las fiestas, de las que la principal tenia lugar el 8 de diciembre, día de la Natividad de la Virgen.

La ermita es denominada a veces «santuario». Tuvo «santero», que vivía en casa cercana. Hoy quedan unos pobres restos y su espacio es parte del cementerio.

Ermita de los Santos Mártires

La segunda ermita es la Ermita de los Santos Mártires. Esta ermita está dedicada a San Sebastián y a San Fabián. En un principio, la cofradía de los Santos Mártires, que debió crearse hacia mediados del s. XVI, (las Constituciones son de 1564), tenía como titular sólo a San Sebastián, cuya imagen se veneraba en la iglesia parroquial. En las Constituciones se incorpora también a San Fabián. Y se decide levan­ tar la ermita.

Según la tradición, en el lugar que ocupa hoy la ermita existió un humilladero construido en recuerdo y honor de los cristianos martirizados en La Horcajada a principios del s. IV, durante la persecución de Diocleciano.

Ermita de los Santos Mártires. José Luis Díaz.

La ermita debió construirse al tiempo de ser aprobadas las Constituciones. Es rectangular. Ocupa una superficie de 70 metros cuadrados y está hecha de mampostería, con la fachada, esquinas y algunas zonas de piedra de sillería. Tiene un campanil de piedra. Dispuso de un valioso artesonado, que hace unos años fue necesario sustituirlo por otro también de madera. Tiene dos puertas.

Dispone de un retablo sencillo, que convendría restaurar, obra del carpintero José del Castillo, quien lo hizo en los años 1807-1808. La imágenes actuales son tres: San Fabián, San Sebastián y San Roque. Son obra del escultor salmantino Antonio Hernández. En 1790 se labraron en Salamanca y, con motivo de su llegada al pueblo, se hicieron grandes fiestas. No cabe la menor duda de que, tanto las imágenes actuales como el retablo, sustituyeron a otros anteriores.

El encargado del tema de las imágenes nuevas fue nuestro pariente sacerdote, D. Gaspar Gómez de la Flor.

La mesa de altar, que es de mampostería, adosada a la pared de la cabecera, está chapada por un bello frontal de cerámica talaverana, del s. XVI, en el que aparece en el centro la imagen de San Sebastián mártir, a su derecha la de Santo Domingo y a su izquierda la de Sto. Tomás de Aquino. Lo que indica la influencia de los dominicos de Piedrahita en la zona. El frontal talaverano se atribuye al ceramista Juan Fernández.

Mesa del altar, con frontal de cerámica talaverana. Francisco López.

Cuida de la ermita y de las fiestas, la Cofradía de los Santos Mártires, gracias a la cual esta hermosa realidad de historia y fe cristiana pervive entre nosotros.

Un panecillo de trigo, que costean los Priores, se reparte a todos los cofrades el día 19 de enero, por la tarde. Se llama «cantilla» y está toda ella primorosamente adornada. El adorno más exterior se conoce como «repulgo». Junto al pan, que pesa una libra, aparece la botella de vino tinto, equivalente a «media azumbre», como disponen los acuerdos seculares de la Cofradía.

Ermita de la Concepción

La tercera ermita es la Ermita de la Concepción. Los datos principales los encontramos en la inscripción grabada en el dintel de piedra de una de las dos puertas. Dice así: «Este oratorio de la Concepción, fundó Bartolomé de Vallejo natural de esta villa, Beneficiado de La Aliseda. Año 1568″. Está asentada en la salida del pueblo en dirección a Piedrahita, al lado izquierdo. Es más pequeña que la de los Santos Mártires. También es de piedra con esquinas de sillería, y una noble cornisa. La cabecera es trilateral. Hace algunos años fue restaurada. No tiene Cofradía.

Su fundador dejó una capellanía bien dotada. Durante muchos años ha centrado la devoción del pueblo a la Virgen. El retablo es pequeño y barroco. La imagen de la Virgen es vestible.

Ermita de la Concepción. Francisco López.

Sobre una de las puertas, la que mira al Este, hay una hornacina de piedra, donde debió estar colocada una pequeña imagen de la Virgen, sin duda alguna de piedra. En torno a la hornacina esta breve oración: «Mater Dei, ne derenlinquas me» (Madre de Dios no me abandones). (¿Dónde estarán aquellos grandes huesos de algún animal marino, que tanto nos llamaban la atención a los niños y que decían que «eran de ballena»?).

Ermita de la Pasión.

Otra de las cofradías que hubo en La Horcajada fue la de la Pasión, cuyos miembros eran muy fervorosos y extraordinariamente penitentes. Esta cofradía disponía de una casa, que algún tiempo, a principios del s. XIX estuvo alquilada para escuela de niños. En varias ocasiones se habla de «la capilla de la casa de la Santa Cofradía». En cuenta del año 1769 se acuerda «pasar a Dionisio de Navales 280 reales por componer el retablo de la ermita que estaba todo quebrado…» Hace la obra Dionisio de Navales, maestro de arquitectura y talla. Se habla también de abonos por trabajos para «la torre de la campana».

La imagen, propiedad de la Cofradía, era el Stmo. Cristo de la Agonía. ¿Es el que se encuentra en la iglesia parroquial?.

Nada queda hoy de la fervorosa Cofradía. Su memoria está prácticamente perdida en el pueblo. ¿ Cuándo desapareció?. ¿Por qué causas?. ¿Dónde estaba la casa de la Cofradía con su ermita?.

De momento, no hay respuestas para estas y otras preguntas. En la calle de la Botica existe aún un dintel, en el que aparecen las insignias franciscanas. ¿Estuvo aquí?.