Casas, fachadas, portadas y puertas

Casas señoriales

Las casas existentes hoy en La Horcajada, que podrían ser calificadas de notables o señoriales, son tres. Las tres se encuentran en la Calle Mayor.

1. La más antigua e importante es la que se viene llamando equivocadamente «el palacio». Algunos añaden «de los duque de Alba». Esto realmente no es así. Esta casa se encuentra en el rasante de la Calle Mayor. Tiene una buena fachada de piedra de sillería, con notable cornisa, amplio zaguán con pavimento de cantos de río, componiendo figuras geométricas. Fue construida, muy probablemente, en la primera mitad del siglo XVI. Perteneció a la familia de los Barrientos. Así lo atestiguan los tres escudos de armas que se hallan en la fachada principal.

Fachada del palacio de los Barrientos. José Luis Díaz.

El primer escudo, colocándose en frente de la casa, es el que se encuentra al lado izquierdo. El blasonamiento de este escudo es el siguiente: De azur, diez bezantes de oro puestos en tres palos (tres, cuatro y tres) y en los cantones diestro del jefe y siniestro de la punta, dos dragantes. Este escudo es de los Paz, linaje muy arraigado en Salamanca en aquella época (no olvidemos que la madre de D. Juan de Barrientos se llamaba Inés de Paz).

Escudo de los Paz. José Luis Díaz.

Escudo del centro: De gules pleno, el jefe de azur. Bordadura de plata con cuatro cruces floreteadas de sinople, y cuatro aspas de gules, alteradas. Este escudo es de los Barrientos, oriundos de Astorga que se establecen en Ledesma (Salamanca), desde donde se extienden a otras localidades, entre ellas a nuestra villa.

Escudo de los Barrientos. José Luis Díaz.

Escudo de los Maldonado. José Luis Díaz.

Escudo de la derecha: cinco lises, probablemente de azur sobre plata. Es de los Maldonado, también muy de Salamanca.

Como se puede notar fácilmente, estos escudos nada tienen que ver con el de los Álvarez de Toledo, que es un tablero de ajedrez. Dos escudos de esta casa se hallan en la iglesia parroquial. Escudo jaquelado de siete puntas de plata y ocho de azur. Adornado de banderas. Los tres escudos de la casa de los Barrientos nada tienen que ver, pues con la familia de los Álvarez de Toledo.

¿Qué escudos hay en el sepulcro de la familia Barrientos? Brevemente. En la parte alta de el enterramiento hay dos espléndidos escudos policromados, cada uno en un lateral. Escudo de la izquierda: Escudo partido compuesto por los escudos ya descritos correspondientes a los Paz y Barrientos. Escudo de la derecha: Añade otros dos blasones, de los cuales el de dos palos parece ser de los Cortés extremeños, y el de los lobos de los Osorio.

A parte estos dos escudos, en el sepulcro de los Barrientos, sobre la reja de la misma época, que protege el sepulcro, hay un escudo metálico pequeño. Es un escudo cuartelado, compuesto de los escudos de los Barrientos.

Es decir, que la casa o «palacio», a la que nos venimos refiriendo, nada tiene que ver con los Álvarez de Toledo. Perteneció, sin duda, a los Barrientos.

2. La segunda casa «señorial» también se halla en la calle mayor en la zona baja de la misma, del lado de la carretera que conduce a El Barco. Fue construida por el Lic. Francisco Martínez en la última década del s. XVI. Toda la fachada, muy armónica, es de piedra de sillería. Es más modesta que la de los Barrientos. Tiene grabado en el dintel un escudo. Es un escudo no conocido en la heráldica. Representa dos herramientas profesionales: unas tijeras de hojas y mangos muy abiertos rodeada de una tenacilla, formando un dibujo equilibrado. Muy probablemente es un creación del mismo licenciado. Este mismo escudo aparece en la lápida que cubre su tumba en la iglesia parroquial.

Fachada de la casa del Licenciado Martínez. Francisco López.

En la fachada de esta casa hay dos inscripciones. La primera, grabada en latín sobre el dintel de la portada, con letras grandes y bien terminadas, dice: «Nosce te ipsum» (Conócete a ti mismo). La segunda, también en latín, en el dintel del balcón: «Lic. Franciscus Martinez, olim proepiscopus placentinus. 1585″ (El Lic. Francisco Martínez, que en el tiempo hizo las veces de Obispo en Plasencia. 1585).

Francisco Martínez, nacido en La Horcajada, era hijo del escribano Andrés Martínez y de Francisca López, Beneficiado de Logrosán y Trujillo (Cáceres), Comisario del Sto. Oficio y Visitador General del Obispado de Plasencia (de aquí lo de «proepiscopus»). Muere en nuestra villa el año 1598. Fundó de sus bienes una gran Capellanía. (En esta casa vivió el retablista Diego de Navales. Posiblemente en los «corrales» de esta casa estuvo el taller en el que se hizo el magnífico retablo de la iglesia parroquial).

Junto a la casa del Lic. Martínez, coetánea de la misma o anterior a ella, hay otra casa, más modesta, también de piedra de sillería. Debió pertenecer a algún clérigo notable. No hay escudo alguno. Pero sí hay dos inscripciones en la misma fachada, también en latín. Son dos oraciones. La primera se dirige a Jesucristo: «Miserere nobis (JHS), qui passus es pro nobis» (Jesús, que padeciste por nosotros, ten misericordia de nosotros). La segunda es para la Virgen: «Mater Dei (MAR), memento mei» (Madre de Dios, María, acuérdate de mi).

2. Otras casas

Sin llegar a la importancia de las anteriores, hay en La Horcajada muchas construcciones, también importantes, tanto por su antigüedad, como por sus características arquitectónicas e incluso históricas. No es el momento de hacer referencias concretas. Lo que si que hay que lamentar es que en los últimos treinta años, más o menos, hayan desaparecido construcciones, fachadas, portadas y puertas dignas de haberse conservado. Ya no hay remedio.

Creo, sin embargo, que estamos en uno momentos en los que nuestra mentalidad y sensibilidad se orientan más a conservar y cuidar cuanto de valioso hemos heredado de nuestros antepasados. Por eso, evitar el derribo de una construcción de piedra, para hacerla de ladrillo. Si hay que derribar, construir a ser posible, con el mismo material y volumen. Nunca hacer lo que se hizo hace unos años con la pequeña casa adosada a la de los Barrientos, de la misma época y factura. Nunca partir las grandes piedras de sillería para hacer mampostería, más o menos concertada. Grabada está en nuestra memoria de niños la palabra «JESÚS», escrita en letra grande en el dintel de la portada de la pequeña casa.

¡Qué hermosas y valiosas son las construcciones de piedra de hace cincuenta, cien años… ! Las hay en todos los barrios. Alguno, como el de los Mártires, es en esto algo especial.

3. Portadas

De casas, de corrales (las portadas y puertas corralizas), con sus jambas y dinteles largos de recia piedra sin abujardar. También todo esto hay que cuidarlo, y se va cuidando. Pero, repito, se llega ya tarde en muchos casos. ¡Cuánta meritoria arquitectura popular había en algunos lugares concretos, casi en todos! Hubiera sido muy bueno y ejemplar que se hubiera conservado la portada del Ayuntamiento.

Iglesia parroquial. Puerta sustituida recientemente. Francisco López.

4. Puertas

Por su antigüedad o calidad, hay algunas en todos los barrios del pueblo, comenzando por la puerta trasera de la iglesia, de los siglos XV-XVI. Madera de encina y clavos de hierro forjados a fuego, artísticamente valiosos. Las puertas de la ermita de los Mártires, restauradas, pero respetadas, etc.

Seria interminable catalogar aquí las puertas que pueden y deben ser cuidadas. Entre ellas, algunas existentes en la Calle Mayor, como la de la farmacia antigua, las de las casas señoriales indicadas, las tres o más que hay en la citada calle, que se deben a las manos del carpintero Federico López González, hechas en madera de castaño en los años 1940. También de él existe otra en la Calle de la Botica (o del Pósito), igualmente de madera de castaño y tallada.

Calle de La Botica o del Pósito nº 1. Hecha por Federico López en los años 40. Francisco López.