Altares, retablos e imágenes de la iglesia parroquial

Altar mayor y retablo

Al entrar en la iglesia de La Horcajada, no se puede evitar el impacto que produce la contemplación del retablo del altar mayor. Es un retablo grandioso, de madera, sin dorar, de unas proporciones difíciles de encontrar en retablos del barroco.

El impulsor de esta gran obra y el que lleva todo el peso de la misma es un sacerdote llamado Jacinto Fernández de Cárdenas, nacido en La Horcajada el 8 de febrero de 1694. Cuando sólo contaba con 25 años de edad, es designado Cura Párroco de la Villa, de la que es pastor hasta su muerte, acaecida en el mismo pueblo el 23 de abril de 1749. Su tumba se encuentra en la nave central de la iglesia, frente al púlpito. Comenzó a poner en marcha su proyecto, apenas tomó posesión de la Parroquia. Así consta en documento de 1719. Merece bien una monografía.

¿A quién encomendó Don Jacinto la construcción del retablo? A los Navales, una saga de carpinteros nacidos todos ellos en La Horcajada. Destacan cuatro en el oficio, como verdaderos «maestros de carpintería». Arquitectos, escultores y tallistas son Diego, Raimundo, Dionisio y Miguel de Navales. Aunque no se descarta que se formaran en el oficio de retablistas en otros talleres, puede afirmarse que el taller familiar fue la mejor escuela para todos ellos. Profesionalmente hablando, el más importante es Diego.

Después de obtener la licencia para proceder a la construcción del retablo, que otorga el Venerable Pedro de Ayala, obispo entonces de Ávila, se entra de lleno en la realización de la obra. Son trece años, de las décadas 1730-1740, los que tardan los Navales en hacer la parte más grande e importante del retablo. Durante varios años el centro de muchas conversaciones fue, tanto en la diócesis como otros lugares, no tan cercanos el retablo de La Horcajada, el retablo de nuestra villa. Había opiniones para todos los gustos y , también, mucha admiración hacia el Párroco y los artistas, sin que faltaran contradicciones.

Expositor del retablo del altar mayor. José Luis Díaz.

La parte superior del retablo es obra de otras manos. El visitador General del Obispado, con fecha 26 de junio de 1756, siete años después de morir Fernández de Cárdenas, dispone «que se haga el último cuerpo del retablo», el denominado casarón o ático. Se contrata a artistas de Salamanca. Concretamente el responsable es Miguel Martínez de la Quintana, «maestro de arquitectura». Trabaja también su hijo Miguel Martínez. La obra se hace en Salamanca y es colocada en el año 1765, como consta en cuenta de lo gastado en «agasajo y comida a los tallistas». Es mayordomo de la fábrica de la iglesia el sacerdote Tomás García Callejas, y Cura propio de La Horcajada Don José Antonio Ruiz de la Lastra.

Ático del retablo del altar mayor. José Luis Díaz.

Imágenes

Cuatro son las imágenes que hay en el retablo principal de la iglesia. La más antigua, de autor anónimo, es la de Santiago, probablemente de los siglos.XVI-XVII, aunque fue restaurada en el siglo XVIII por el escultor salmantino Antonio Hernández. Se halla en la hornacina de la calle izquierda del retablo. Otras dos imágenes, la de San Pedro de Alcántara, situada a la misma altura en la calle opuesta, y la de San Miguel que ocupa el lugar más alto de la calle del centro son obra, también, del citado Antonio Hernández, escultor. La figura más importante es la de la Asunción de la Virgen, que ocupa el centro mismo del altar. Es obra del escultor Simón Gavilán Tomé. Hay en el retablo, en la parte interior de las calles laterales, dos lienzos al óleo. Uno representa la cabeza de San Pablo y el otro la de San Juan Bautista. Son anónimos. Debajo de cada uno de estos cuadros hay dos huecos en forma ovalada. Son dos relicarios protegidos con rejilla de madera. La única parte del retablo dorada es el expositor. Escoltan a la Virgen tres ángeles con cuerpo de niño, que seguramente son del mismo autor que el de la imagen de la Virgen en su Asunción.

San Pedro de Alcántara. José Luis Díaz.

San Pedro de Alcántara. José Luis Díaz.

La magnífica mesa del altar mayor es obra de José del Castillo, «maestro ensamblador y tallista», y de Sebastián Jirnénez, que la doró en 1814.

Mesa del altar mayor. Francisco López.

Esta mesa del altar se retiró a la tribuna del templo hace muchos años. Allí estuvo hasta que el actual párroco la repuso en su sitio definitivamente restaurada. Falta el magnífico sagrario dorado.

Retablos de las capillas del crucero

Son dos, de madera sin policromar, a excepción de los medallones situados en el cuerpo alto de los mismos. En uno está la Anunciación y en el otro, la Asunción. Son obra de los maestros salmantinos

Manuel Vicente del Castillo Y Tomás Pérez Monrov. Se hacen en los sig los XVIII-XIX. El estilo barroco ha sido superado. La imágenes que hay en ellos son las de Ntra. Señora la Bella, vestida, y la de San Juan Niño y una moderna de la Virgen del Pilar al lado derecho. Al izquierdo se encuentran las imágenes de Santa Ana y la Virgen Niña, San José y Santa Teresa. Obra éstas tres de Antonio Hernández.

Retablo de la Asunción. Francisco López.

Otros Retablos

Hay, además, otros cuatro retablos en la iglesia.

1. El de San Pedro con la imagen de San Pedro, en su cátedra en la parte superior, y la de San Blas, ambos del retablo mismo. Son anónimos, lo mismo que el retablo, de estilo barroco tardío. También hay una imagen de San Antonio Abad, anónimo, restaurada en el s. XVIII por Antonio Hernández. Actualmente está colocada en este altar una imagen de Sta. Teresa, que posiblemente se adquirió para la ermita.

2. El segundo retablo es uno de los colocados hace unas décadas debajo de la tribuna. Hay en él la imagen de otra Santa.

En la parte alta del retablo, obra posiblemente de finales del XVIII, existe una hornacina con una pequeña imagen de la Virgen con el Niño. De momento, no tenemos más datos sobre ella.

3. Hay, también debajo de la tribuna, un altar dedicado a San Antonio, con la imagen del Santo y el Niño Jesús en sus brazos. Es obra de principios del XIX.

4. El cuarto retablo es el de la Pasión o Ntra. Sra. de la Soledad,

Crucifijo de madera del s. XVII e imagen de la Dolorosa vestida. Del XVII es el retablo convenientemente decorado y dorado. Hay algunas figuras pintadas al óleo sobre tabla en diversos espacios.

5. También en la iglesia, junto a la tribuna se halla una imagen de Cristo yacente. Anónimo.

6. Por último, existe en la sacristía otro retablo, de madera, convenientemente dorado, del s. XVII, en el que se encuentra una imagen de Ntra. Señora del Rosario, anónimo, siglos XVI-XVII. En el siglo XVIII fue restaurada por Antonio Hernández, quien talló un Niño Jesús nuevo, que es el que hoy tiene la Virgen.

Retablo de San Pedro. Francisco López.

Crucifijos.

En la actualidad, uno de ellos, el de tamaño más grande, está en el altar de la Pasión o Soledad de Nuestra Señora. Otro, en la sacristía. El tercero, restaurado, preside al lado del altar mayor las celebraciones litúrgicas. Los tres son de madera, y posiblemente de la misma época, s. XVII. Hay, además, otro crucifijo, de tamaño pequeño, que es el más antiguo.

Existe, además, en la iglesia, como ya he anotado, un Cristo yacente articulado, que se conserva en una caja vitrina en el espacio formado por uno de los arcos rebajados de la tribuna. Puede ser de los siglos XVII-XVIII.

Crucifijo del altar mayor. Francisco López.

Pequeño crucifijo. José Luis Díaz.

Pinturas.

Hay también varias pinturas en la iglesia parroquial. Bastantes más debió haber. La presentada aquí, un cuadro, tabla al óleo, es realmente preciosa. Seguramente de la primera mitad del s. XVI.